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viernes, 24 de febrero de 2017

¿Por qué hay tantas estatuas egipcias sin nariz?

Una de las preguntas más comunes que podemos escuchar en los círculos de la historia del arte es: “¿Por qué hay tantas estatuas egipcias sin nariz?” ¿Se trata de una coincidencia, o existe la posibilidad de que sea una conspiración?

La erosión natural ha hecho su trabajo

Varios arqueólogos han sugerido que la erosión podría ser una de las razones principales de que ocurriera algo así en tantas estatuas antiguas. Los fuertes vientos, las cambiantes dunas de arena y fango, la acción del agua y los miles de años a lo largo de los cuales innumerables pies y manos se han posado sobre materiales relativamente delicados como mármol y piedra, con toda probabilidad habrán provocado un deterioro considerable. Muchas de estas antiguas estatuas se han encontrado expuestas a estos elementos durante muy largo tiempo, mientras que otras han permanecido siglos enterradas bajo toneladas de fango y arena. En estos casos son habitualmente las extremidades, como brazos, piernas y narices, las partes que sufren un mayor deterioro hasta finalmente desaparecer.

Otro factor importante: la intervención humana

El vandalismo podría ser otro factor importante que explicaría la frecuencia de este fenómeno. Un ejemplo reciente, aunque no de Egipto, es la estatua del famoso filósofo Aristóteles que da la bienvenida a los visitantes en la entrada del antiguo asentamiento de Assos (Turquía). La estatua de Aristóteles, conocido como fundador de la primera escuela de filosofía de la historia, fue erigida en el año 2009 por orden del Ministerio de Cultura de Turquía a la entrada del antiguo asentamiento de Assos situado en el distrito de Ayvacık, pero en el 2015 fue objeto de actos de vandalismo, siendo robado su brazo derecho y habiéndose observado asimismo alteraciones importantes en el rostro de la estatua.
¿Qué o quién desfiguró esta estatua del faraón del antiguo Egipto Horemheb en la que aparece representado como un escriba? ¿Fue mutilada su nariz en un acto de vandalismo?
Se ha observado asimismo en el pasado que varios arqueólogos de finales del siglo XIX y principios del XX, carentes de las herramientas precisas y los estrictos procedimientos que se siguen en la actualidad y ansiosos por ser los primeros en descubrir «el próximo gran hallazgo», fueron los responsables de algunos de los más abominables atentados cometidos jamás contra la escultura clásica.
Por supuesto que la religión ha tenido también su parte importante en este sentido, aunque los extremistas musulmanes no son los únicos que han actuado así de forma flagrante como muchos creen equivocadamente en la actualidad. Cristianos, judíos y muchas otras religiones tomaron parte también en vergonzosos actos de vandalismo a lo largo de los siglos, y serían responsables de las mutilaciones nasales y desmembramientos de numerosos tesoros culturales e históricos.

¿Un acto de racismo?

Según algunos expertos, hubo un intento deliberado por parte de los primeros egiptólogos de negar y ocultar que el antiguo Egipto era una cultura africana. Según el testimonio escrito de Vivant Denon, escritor, arqueólogo y dibujante francés que realizó grabados con la imagen de la esfinge de Guiza hacia el año 1798, los rasgos faciales del famoso monumento parecían apuntar a un origen africano:
…Aunque sus proporciones son colosales, la silueta es pura y grácil; la expresión del rostro es dulce, amable y tranquila; las facciones son africanas, pero la boca, cuyos labios son gruesos, presenta una suavidad y delicadeza de ejecución verdaderamente admirable; parece realmente viva, de carne y hueso. El arte debía haber alcanzado un alto grado de perfección cuando se realizó este monumento; ya que, si la cabeza busca lo que llamamos estilo, es decir, las líneas rectas y poderosas que dan expresión a las figuras bajo las cuales los griegos han diseñado a sus deidades, aún no se ha hecho justicia como merece a la fina simplicidad y los rasgos naturales que se observan en esta figura.”
La Gran Esfinge en el año 1867. Obsérvese su
estado, aún sin restaurar, con su cuerpo 
parcialmente
 enterrado y el hombre de pie bajo su oreja.
Sin embargo, esta teoría falla a la hora de explicar por qué tantas antiguas estatuas griegas y romanas se encuentran también sin nariz y desmembradas. Las narices de la gran mayoría de antiguas esculturas de piedra griegas y romanas también se han perdido. Aunque algunas de ellas inevitablemente se han desprendido de forma accidental, parece bastante evidente que un gran número de ellas fueron mutiladas intencionadamente. Al estar demostrado histórica, arqueológica y científicamente que los antiguos griegos y romanos eran de origen europeo (caucásico), en este caso no parece probable que el racismo fuera la razón de la mutilación deliberada de aquellas estatuas.

Humillación

Está documentado asimismo que las últimas dinastías egipcias a menudo desfiguraban las estatuas de los faraones anteriores a fin de borrar o menoscabar su legado. En estos casos, la mutilación de la nariz vendría acompañada por otras desfiguraciones faciales más generalizadas, así como por la destrucción de las inscripciones y otros símbolos de su reinado.
Bustos de Akenatón y Nefertiti.
En conclusión, la hipótesis de que las narices de las estatuas fueron mutiladas específicamente para «ocultar» la raza de los individuos representados no debe descartarse definitivamente, pero se trata solo de una hipótesis por ahora, sin pruebas ni evidencias arqueológicas sólidas que la confirmen. Por tanto, para poder dar una respuesta plausible a la cuestión de por qué tantas estatuas egipcias no tienen nariz, deberíamos ser capaces de explicar con certeza por qué ocurrió lo mismo a tantas estatuas de origen griego, persa y romano.

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