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lunes, 11 de abril de 2016

Estamos jugando a ser Dios

Experimentar la simulación de tu propia muerte, la nueva atracción que causa furor


El 'Death Simulator' o 'Simulador de muerte' ha causado gran expectación en Shanghái. La atracción está disponible por un precio cercano a los 60 euros. Permiten escribir las últimas palabras para llevárselas de recuerdo tras la atracción. Sus inventores intentan representar "lo complicado y difícil que es decir adiós". Los usuarios dicen que al salir de la atracción uno no vuelve a ser el mismo.

La lucha por la innovación alcanza límites insospechados también cuando se trata del sector del ocio y el entretenimiento en el marco de un parque de atracciones. Pese a que uno pueda pensar que todo está ya inventado, dada la proliferación de estos parques, Shanghái, la ciudad más poblada de China, ha vuelto a ser el epicentro de un invento tan sorprendente como inquietante: El ‘Death Simulator’ o simulador de muerte.
Se trata de una atracción que pretende recrear el acto de morir, pasando por el horno crematorio para posteriormente experimentar la resurrección.
Por un precio cercano a los 60 euros, permite a los participantes ser “matados” por sus compañeros tras un debate para decidir quién será el enviado al crematorio, dando así inicio a este “juego” que ha generado una tremenda expectación.
Más allá, en un afán de dotarlo del mayor realismo posible, ofrecen a la víctima escribir sus últimas reflexiones y sus últimas palabras para llevárselas posteriormente a casa o para, metafóricamente, quemarla consigo.
Completado este proceso, la atracción finaliza con el participante saliendo a través de un estrecho tuvo de látex blanco que simboliza el renacimiento del individuo.
“Es una sensación realmente interesante. Te da al menos la posibilidad de reflexionar y pensar sobre los problemas de la vida. Es una sensación diferente.

Cuando atraviesas esa puerta experimentarás cambios en tu mentalidad y serás diferente a como lo eras antes de entrar. Creo que es genial y realmente merece la pena probarlo”, explicaba Lu Siwei, un visitante oriental de 33 años en declaraciones recogidas por Mirror.
“Decir adiós es una tarea muy difícil y complicada. La atracción cubre varias dimensiones y conflictos”, afirma Ding Rui, fundador del simulador, quien explica que a la hora de inventarlo pensó en “cómo sería posible llegar a una premisa sobre cómo educar a las personas en la vida cuando se aproxima el momento justo antes de enfrentarse a la muerte para que no tengan que pensar constantemente en todos estos problemas”, de los que se acuerdan en la atracción.

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