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jueves, 18 de junio de 2015

SE AVECINA UN FENÓMENO CELESTE POCO FRECUENTE

La luna se teñirá de azul, como la que cantaba con melancolía Elvis


Rojas, negras, y ahora también azules. En la tradición popular la luna se tiñe de colores, a veces de manera real, a veces de manera figurativa, para representar momentos poco frecuentes en sus giros alrededor de nuestro planeta. ¿A qué se denomina luna azul?


Llega la luna de los pitufos: la luna azul Lunas de sangre, lunas negras, lunas rojas... Hemos hablado en varias ocasiones de lunas y superlunas de varios colores, pero nunca de lunas azules. El motivo ha sido la escasa frecuencia con la que se produce.
El caso de las lunas azules es curioso, porque existen dos definiciones aceptadas. Una de ellas es una inusual segunda luna llena durante un mismo mes; la otra, se considera a la cuarta luna llena de una misma estación (habitualmente tiene tres).
Si bien es cierto que la segunda acepción es la originaria, actualmente se habla más de lunas azules atendiendo a la primera de las definiciones, es decir, cuando se repite una luna llena en un mismo mes (lo normal es que se dé una sola).
Esto es así porque la luna logra esta fase cada 29,5 días; pero, en ocasiones, se repite el fenómeno, esto es una luna llena de más en el mismo mes del año.
Luna azul en verano
Pronto podremos contar con una de ellas. Será el próximo mes de julio. El día 2 tendremos la primera luna llena y la segunda se teñirá de un azul metafórico, justo unos días después, el viernes 31 de ese mes.
Si hablamos de lunas azules estacionales, la habrá el 21 de mayo de 2016. Son poco frecuentes, ya que hasta el 31 de enero de 2018 y el 18 de mayo de 2019 no volveremos a contar con lunas azules ni con las denominadas azules estacionales, respectivamente.
El fenómeno en sí tiene poco de ciencia y más de folklore. La acepción de luna azul proviene de ciertos almanaques agrícolas o su réplica mediática debido a un artículo de la publicación científica Skyand Telescope, que luego puntualizó.
Fenómenos cromáticos
La luna azul es un fenómeno cromático que se suma a otros que se producen en nuestro satélite. La luna de sangre, por ejemplo, es aquella en la que adquiere el típico color rojo mortecino observado en los eclipses lunares.
Por otro lado, la luna negra tiene la cara visible en la sombra, es decir, luna nueva. Por tanto, aunque no negra, sí que es bastante oscura, inapreciable para el ojo humano excepto el pasado 20 de marzo, donde se vio perfectamente ocultando al sol durante un eclipse
Sin embargo, cuando hablamos de luna azul su color es más una metáfora y en el único caso que cambiaría de color sería si se sumara una catástrofe natural al mismo tiempo, como una gran erupción volcánica o un incendio forestal de grandes proporciones.
En este sentido, la NASA explica que se pudo observar una luna de color azul en 1883, por ejemplo, cuando la nube de cenizas del volcán de Krakatoa (Indonesia) creó una columna de humo que hizo de filtro hasta teñir la luna de azul.
Otras catástrofes como la erupción del volcán de Chinchón (México) en 1983 o el incendio en los bosques de Alberta (Canadá) en 1953 también pudieron convertir la metáfora en una luna tal y como, melancólicamente, la cantaba Elvis Presley (Blue Moon).

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