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viernes, 18 de octubre de 2013

Mosquito repleto de sangre de hace 46 millones de años

El insecto guarda en su abdomen su «última cena», la sangre de una criatura desconocida. Es la primera vez que se encuentra un fósil de estas características

El mosquito conserva en su estómago sangre de una criatura desconocida de hace 46 millones de años
Descubren el fósil de un mosquito repleto de sangre de hace 46 millones de años
Desde la aparición en los cines de «Parque Jurásico», muchos han fantaseado con las posibilidades de clonar diferentes especies de dinosaurios a partir de la sangre encontrada en antiguos mosquitos atrapados en ámbar. Algunos científicos afirmaron haber encontrado insectos fosilizados con su última cena en su abdomen, pero estos descubrimientos resultaron ser erróneos o estar contaminados. Hasta ahora, porque un grupo de investigadores del Museo Smithsonian de Historia Natural (Washington), ha encontrado por fin un mosquito repleto de sangre preservada en una roca de pizarra de 46 millones de años en el noroeste de Montana.

En realidad, el hallazgo, descrito en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias, fue hecho hace tres décadas por un cazador de fósiles aficionado, un graduado en geología que guardó la pieza y prácticamente se olvidó de ella hasta que hace poco fue reconocida por un bioquímico jubilado llamado Dale Greenwalt, que recogía fósiles para el Smithsonian. La muestra se encuentra atrapada en piedra, no ámbar, y, por desgracia para los que ya soñaban con tener un T. rex como mascota, no es lo suficientemente antigua como para contener los restos de un dinosaurio. Pero sí es la primera vez que se ha encontrado un mosquito fosilizado con sangre en su vientre.

«Cuando vi este espécimen en particular inmediatamente me di cuenta, era obvio que era diferente», dice Greenwalt. Sospechaba que el oscuro y opaco abdomen del mosquito, atrapado en un trozo de pizarra, podía contener sangre de hace 46 millones de años. El personal de laboratorio del museo utilizó una serie de técnicas para analizar la muestra de cerca, incluyendo espectroscopía de rayos X. «Lo primero que nos encontramos es que el abdomen se encuentra lleno de hierro, que es lo que se espera de la sangre», dice Greenwalt. Además, el análisis usando un espectrómetro de masas de iones secundarios reveló la presencia de hemo, el compuesto que da a las células rojas de la sangre su color distintivo y les permite transportar oxígeno por todo el cuerpo

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