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lunes, 14 de noviembre de 2011

¿A qué se debe el misterioso magnetismo lunar?


Aunque la Luna no tiene, como la Tierra, movimiento rotatorio propio ni un núcleo en el que se encuentren metales como el hierro, se han descubierto rocas naturalmente magnetizadas; científicos creen haber hallado las causas de esta aparente contradicción.

El magnetismo natural en la Tierra se explica, en parte, por su núcleo interno en movimiento perpetuo que genera, por el hierro involucrado en esos frenéticos giros, un campo magnético de enorme magnitud. Sin embargo, la Luna carece de este núcleo y también de rotación propia, además de que tiene un tamaño mucho menor que nuestro planeta, pero aun así pueden encontrarse en su superficie rocas naturalmente magnetizadas. ¿Por qué?

De acuerdo con un artí*** recientemente publicado en Nature, este magnetismo lunar quedaría explicado, primero, por la historia misma de nuestro satélite: recordemos que alguna vez la Luna y la Tierra fueron un mismo cuerpo y que en algún momento ocurrió una separación entre ambas, con su previsible alejamiento. En este proceso, mientras la Luna y la Tierra se distanciaban más entre sí, la velocidad con que la Luna orbitaba en torno a la Tierra fue decreciendo, es decir, cuando estaba más próxima recorría con mayor velocidad su camino orbital.

En segundo lugar, es necesario tomar en consideración que el corazón de la Luna es fundamentalmente líquido, lo cual, sumado al hecho de que su movimiento giratorio ha sido un tanto irregular (un fenómeno conocido como “precesión”), derivó en una especie de derrame del líquido fuera del núcleo hacia las capas exteriores. El movimiento constante de la superficie sólida y el líquido interno pudieron haber generado un campo magnético en la Luna que se mantuvo hasta que esta se alejó tanto que su rotación cesó, dejando magnetizadas, sin embargo, algunas cuantas rocas.

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